Práctica de actividad
física y consumo
de alcohol en escolares adolescentes
Practice of physical activity
and alcohol consumption in adolescent schoolchildren
Raquel M. Guevara-Ingelmo1,
Milton C. Guevara-Valtier2, José D. Urchaga-Litago3, Esther Sánchez-Moro4
1. Doctora en Ciencias Humanas y Sociales. Profesora
encargada de cátedra. Facultad de Educación. Universidad Pontificia de
Salamanca, España.
2. Doctor en Educación. Profesor y subdirector administrativo.
Universidad Autónoma de Nuevo León, México.
3. Doctor en Psicología. Profesor encargado de
cátedra. Facultad de Comunicación. Universidad Pontificia de Salamanca, España.
4. Doctora en Ciencias Humanas y Sociales. Profesora
encargada de Cátedra. Facultad de Educación. Universidad Pontificia de
Salamanca, España.
DOI: 10.19136/hs.a21n2.4838
Artículo
Original
• Fecha de
recibido: 14 de noviembre de 2021 • Fecha de aceptado: 17 de febrero de 2022 •
Publicado en línea: 8 de abril de 2022
Autor de
Correspondencia
Raquel M.
Guevara Ingelmo. Dirección postal: Facultad de Educación.
C/ Henry Collet, 52-70. 37007. Salamanca, España.
Correa electrónico: rmguevarain@upsa.es
Resumen
Objetivo: Conocer los hábitos que presentan los estudiantes de Educación
Secundaria en actividad física y consumo de alcohol; y las posibles
correlaciones que existen entre estos dos hábitos según el sexo de los
encuestados.
Materiales y método:
Se presenta
un estudio de tipo descriptivo transversal, en el que participaron 656 escolares de Educación
Secundaria, de la ciudad de Salamanca en España. El muestreo fue aleatorio polietápico estratificado por conglomerados y se utilizó como instrumento
para la recolección de la información el cuestionario del estudio HBSC,
auspiciado por la Organización
Mundial de la Salud.
Resultados: Los resultados muestran diferencias según el sexo de los encuestados en
ambos hábitos, practicando más actividad física los chicos que las chicas
y también consumiendo alcohol
de forma más frecuente. Por otra parte, no se encuentra relación
entre la práctica de actividad física y el consumo de alcohol, mostrando ambos
ser independientes.
Conclusiones: El sexo parece ser una variable relevante en la práctica de actividad
física y en el consumo de alcohol en la adolescencia. Pese a la hipótesis de
que la práctica de actividad física es un factor de protección frente al
consumo de alcohol, en esta investigación no parece haber correlación entre
ambos hábitos, de manera que un joven puede a su vez, practicar actividad
física de forma regular y ser consumidor habitual de alcohol. Se plantean, por
último, ante estos resultados, medidas de carácter global que favorezcan la
adquisición y mantenimiento de conductas saludables en esta etapa del desarrollo.
Palabras clave: Adolescencia, Actividad física, Alcohol, Educación
secundaria.
Abstract
Objective:
To know the habits that Secondary Education
students present in physical activity and alcohol consumption and the possible
correlations that exist between these two habits according to the sex of the
respondents.
Materials and method: A descriptive cross-sectional study is presented in which 656 Secondary School
students from the city of Salamanca in Spain participated. The sampling was multistage random,
stratified by conglomerates, and the
questionnaire from the HBSC study sponsored by the World Health Organization was used as an instrument for collecting
information.
Results: The results show differences according to the sex of the respondents
in both habits, with boys practicing more physical activity than girls and also consuming alcohol
more frequently. On the other hand, no relationship was found between the practice of physical activity
and the consumption of
alcohol, both showing being independent.
Conclusions: Sex seems to be a relevant variable in the practice of physical
activity and alcohol consumption in adolescence. Although it was hypothesized that the practice of physical
activity is a protective factor against alcohol
consumption, in this research there
does not seem to be a correlation between both
habits so that a young person can, in turn, practice physical activity on a
regular basis and be habitual consumer of alcohol. Finally, given these results, global measures are
proposed that favor the acquisition and maintenance of healthy behaviors at
this stage of development.
Keywords:
Adolescence, Physical
activity, Alcohol, Secondary education.
Introducción
El consumo de
alcohol es uno de los problemas de salud pública más importantes de nuestro
tiempo en todo el mundo. La Organización
Mundial de la Salud (OMS), lo señala como un importante factor de riesgo de enfermedades hepáticas, cardiovasculares, diversos tipos de cáncer, anemia,
enfermedades de transmisión sexual, funcionamiento sexual, y además es la primera causa de
traumatismos por lesión, depresión, trastornos neuropsiquiátricos y
malnutrición. Los datos señalan que unos 2,300 millones de personas en el mundo son bebedores y además que el uso nocivo de alcohol
es responsable de 3 millones de muertes (el 5.3%) al año en el mundo1.
La adolescencia es una etapa
especialmente susceptible en el consumo de sustancias2; la búsqueda de la autonomía e identidad
personal, necesidad de experimentar sensaciones nuevas, la importancia del grupo de iguales, entre
otros; son motivos que parecen orientar a los jóvenes hacia ellas3.
Lucena4 señala además que las transformaciones socio- políticas, económicas y culturales han producido cambios
en el consumo de sustancias como el alcohol entre los jóvenes, consolidando
conductas de tolerancia y normalización de la ingesta y los efectos asociados. El
consumo excesivo de alcohol en los jóvenes está asociado a un mayor riesgo de
problemas de salud mental, sociales o de comportamiento. Este consumo predice
la violencia física, tanto para el infractor como para la víctima3;
y está asociado con el déficit de memoria
y el desarrollo anormal de la materia gris del cerebro5.
Además, el consumo de alcohol está
considerado como factor de riesgo relacionado al consumo de otras
sustancias nocivas actuando
como sustancia puente6 pudiendo activar el
consumo de marihuana o cocaína7.
La OMS, en el
informe Global status
report on alcohol and health (2018)
señala que más de una cuarta parte de los jóvenes de entre 15 y 19 años son bebedores, lo cual supone 155 millones de
adolescentes. Además, Europa
presenta mayores tasas de consumo (43.8%) seguido de América (38.2%) y del Pacífico
Occidental (37.9%). El consumo
episódico intensivo de alcohol (episodios de embriaguez), es más bajo entre los adolescentes de
entre 15 a 19 años con respecto a la población total,
aunque en la etapa que le sigue (20-24 años) este tipo de consumo
es mayor que en el total de la población.
La edad de inicio
en el consumo de alcohol
varía mucho a nivel
internacional, situándose entre los 11
y los 15 años dependiendo de los países. En España el 30.1% de los jóvenes que
han probado el alcohol, lo ha hecho a los 13 años o incluso antes8.
Los datos
internacionales del estudio Health Behaviour in School-aged Children9 realizado con 227,441 adolescentes, señalan que la prevalencia en
el consumo de alcohol de los últimos 30
días es del 20% de los encuestados, además es superior entre los chicos
(20% chicos y 18% chicas).
Un 15 % de los participantes en el estudio, ha experimentado episodios
de embriaguez en los últimos 15 días, lo que supone uno de cada 7 jóvenes,
encontrando diferencias según el sexo,
ya que fueron más frecuentes los episodios de embriaguez entre los chicos que entre
las chicas9.
En España,
los datos del estudio HBSC de 2018,
muestran que de los 40,49% adolescentes encuestados el 16.9%
consumen alcohol todos los meses y un 7.6% señala consumirlo todas las
semanas. El consumo semanal es mayor entre los chicos y esta diferencia se va incrementando con la edad.
En cuanto a los episodios de
embriaguez, el 10.4% señala haberlos vivido en el último mes, siendo muy
similares los datos en ambos sexos; aunque es un porcentaje que aumenta con la
edad en ambos sexos por igual8.
La práctica de
actividad física (AF), junto con la alimentación, supone un importante
condicionante de la salud de las personas. En la adolescencia, está considerada
como un factor de protección frente a conductas de riesgo y parece ser un indicador de un estilo de
vida saludable, por su asociación a otros hábitos
beneficiosos10,11,12. La práctica
regular de AF aporta múltiples
beneficios psicológicos13 como el control del estrés y la mejora
del estado de ánimo, y además
es clave para el desarrollo de aspectos psicosociales como el autoconcepto y las
relaciones interpersonales14, aspectos que conllevan a un menor
riesgo de padecer enfermedades de carácter
psicofísico15 y relacionadas con la depresión16.
La OMS realizó una serie de recomendaciones en cuanto
a práctica de AF17 distinguiendo entre Actividad Física de Moderada a Vigorosa (AFMV) y Actividad Física Vigorosa (AFV). En la primera, la persona se siente activa,
por ejemplo, cuando acude caminando al trabajo o al colegio, sube escaleras
o practica alguna AF de intensidad moderada o vigorosa y específicamente para el grupo de edad infantil
y adolescente, considera imprescindible activarse
al menos 60 minutos
todos los días de la semana. Para el mismo autor, la AFV es aquella que hace que pierdas el aliento llegando a sudar y se recomienda practicar
en este grupo de edad al menos 4 días por semana18.
Los datos del
estudio HBSC Internacional, indican que aproximadamente la mitad de los niños
(49%) y un tercio de las
niñas (35%) realizó
AFV en tiempo libre cuatro días por semana o más. Se trata de un hábito
mejor realizado por los chicos y que empeora con la edad en ambos sexos9.
En España, los
datos del estudio HBSC señalan que tan solo siguen con las recomendaciones de la OMS (al menos
4 días de AFMV a la semana)
el 34.7% de los adolescentes (45% chicos y 24.5%
chicas), y que la practican una vez al mes y menos
de una vez al mes o nunca
un 19.3 % de
los adolescentes. También se encuentran
diferencias significativas según el sexo, siendo los chicos los que más la practican y según la edad, disminuyendo
en ambos sexos la frecuencia de AFV a medida que van haciéndose mayores8.
A pesar de que los beneficios de llevar una vida activa son numerosos y suficientemente conocidos, un elevado porcentaje de adolescentes no sigue la recomendación diaria de 60 minutos de AFMV que establece la OMS (WHO,
2010) tal y como confirman diversas
investigaciones19,20,21. En este sentido, por ejemplo, en el contexto
español, un estudio reciente realizado en Castilla la Mancha,
mostró que el 73% de los adolescentes no practica AFMV de forma
habitual22.
También, diversos estudios han evidenciado que la práctica de AF es un factor de protección, frente al consumo
de drogas y más concretamente frente al consumo de alcohol23,24,25,26,27,
aunque otros muestran que la práctica de AF en la adolescencia no es un factor
protector, ya que el consumo de alcohol en los jóvenes
que practican AF es igual o superior28,29,30.
Este estudio
plantea como objetivos
describir los niveles de práctica de AF y consumo de alcohol en adolescentes
escolarizados en 1º y 4º de Educación
Secundaria de la ciudad
de Salamanca, así como establecer posibles relaciones entre ambos teniendo en
cuenta el sexo de los encuestados. Las hipótesis planteadas son, por una parte,
que los adolescentes con mejores hábitos
de AF semanal presentan
hábitos más saludables en el consumo
de alcohol. Y por otra, que los chicos practican AF de forma más frecuente que las chicas
y presentan un mayor consumo de alcohol que ellas.
Materiales y método
Se presenta un
estudio de tipo descriptivo transversal. La selección de la muestra se llevó a
cabo en la ciudad de Salamanca. El muestreo
fue aleatorio polietápico estratificado por conglomerados, donde se tuvieron
en cuenta las zonas de salud
establecidas por la Junta de Castilla y León, y las zonas de
acción social que establece el Excmo. Ayuntamiento de la ciudad. Quedaron representados todos
los barrios y como condición, se determinó que en cada zona al menos hubiera
dos centros (uno de carácter público y otro concertado).
Se contó
con la aprobación de los centros y el consentimiento de los padres o tutores legales
de los escolares. Se les informó del tipo de estudio a realizar, garantizando la participación
voluntaria. Los alumnos que tomaron parte de esta investigación no recibieron
compensación económica o académica alguna.
Del mismo modo, se garantizó el anonimato
y la confidencialidad tanto de los participantes como de los datos
emitidos por ellos, además de la imposibilidad de identificación del cuestionario una vez realizado. La encuesta fue administrada en el horario
habitual de clase durante la hora destinada a tutoría. Cuatro entrevistadores entrenados por el investigador principal
fueron los encargados de pasar los
cuestionarios.
Este estudio
cumplió con los criterios éticos
establecidos por la Declaración de Helsinki en su revisión de 2013 para los
estudios de estas características, respetando la ley de protección de datos de carácter personal
de la Ley Orgánica 15/1999 y acomodado a la
legislación vigente española en materia de investigación con seres humanos en
el Real Decreto 561/1993.
La muestra
estuvo compuesta por un total de 656 estudiantes
de 4º de ESO (44.5% chicos y 55.5 % chicas), con una media de edad de 16.1 años (SD = 0.74), pertenecientes a 16 centros de Educación Secundaria Obligatoria públicos y
concertados.
Para recoger
la información se utilizó como instrumento
un cuestionario que contemplaba información sobre datos sociodemográficos, actividad física y consumo de alcohol:
Datos sociodemográficos.
Se recogió información sobre la
edad y el sexo de los encuestados.
Actividad física. Para estudiar el nivel de práctica de AF se
empleó el cuestionario del Estudio HBSC (2014). Por una parte, se cuestionaba a
los estudiantes por la frecuencia con que practican
AF Vigorosa con la pregunta: “Fuera
del horario escolar, ¿Con qué frecuencia realizas alguna actividad física en tu tiempo libre que haga que llegues a sudar o te falte
el aliento? Siendo las respuestas posibles: todos los días,
de 4 a 6 veces
por semana, de 2 a 3 veces
por semana, una vez a la semana, dos veces al mes, menos de una vez al
mes y nunca. Por otra parte, se cuestionaba por el número de horas semanales
de AF de Moderada a Vigorosa (AFMV) con la pregunta: Fuera del horario
escolar:
¿Cuántas horas a la semana
sueles realizar
alguna actividad física que haga que llegues a sudar o te falte
el aliento durante tu tiempo libre? Siendo las respuestas: Ninguna, media hora
aproximadamente, 1 hora aproximadamente, de 2 a 3 horas aproximadamente, de 4 a 6 horas aproximadamente y 7 horas o más.
Consumo de alcohol. En cuanto al consumo de alcohol,
se utilizaron diferentes escalas del
Estudio HBSC (2014). En primer lugar, se cuestionó a los estudiantes si habían probado el alcohol con la pregunta: ¿Has probado alguna vez alguna bebida alcohólica? (algo más que un
sorbito o un trago). Siendo las respuestas posibles sí o no. Se cuestiona
también a los que lo han consumido si han llegado alguna vez a emborracharse con la pregunta:
¿Alguna vez has bebido tanto alcohol que te has llegado a
emborrachar? Cuyas respuestas posibles eran: No, nunca;
sí, una vez; sí, 2-3 veces; sí,4-10 veces; sí más de 10 veces. También
se pregunta a los encuestados sobre la edad de inicio en el consumo
de alcohol y del primer episodio
de embriaguez con las preguntas: ¿A qué edad comenzaste a consumir alcohol? y ¿A qué edad te emborrachaste por primera vez? Por
otra parte, se consulta la frecuencia con que consumen
los distintos tipos
de bebidas con la pregunta: Actualmente, ¿con qué frecuencia
bebes algo de alcohol, como, por ejemplo, cerveza, vino, licores solos
o combinados, combinados ya hechos y cualquier otra bebida con alcohol? Cuenta incluso
aquellas veces en que solo bebes una pequeña cantidad. Siendo las opciones
de respuesta en cada caso: Todos los días; todas las semanas; todos los meses; rara vez y nunca.
También se cuestionó a los adolescentes sobre el consumo
de alcohol en los últimos 30 días con las preguntas: ¿En cuántas ocasiones (si existe alguna) has
bebido alcohol en los últimos 30 días? y ¿En cuántas ocasiones (si existe
alguna) te has emborrachado
en los últimos 30 días? Siendo las opciones de respuesta: Nunca; 1-2 veces; 3-5 veces; 6-9 veces; 10-19 veces; 20-39 veces y 40 veces o más.
El análisis de
los datos se realizó con el paquete estadístico SPSS versión 25.0. Para el
estudio estadístico, se utilizó análisis descriptivo, para el estudio
de diferencias según
sexo se empleó el estadístico Eta o Chi-cuadrado dependiendo del tipo
de variables, y para el estudio de las relaciones entre variables, se usó el
índice de correlación de Spearman.
Resultados
Práctica de actividad física
En cuanto a la práctica de AF semanal durante
el tiempo libre (Tabla 1),
el 27.3% de los adolescentes encuestados la practican de forma muy frecuente (entre 4 y 7
días a la semana) y el 33.7% la practican de forma frecuente
(2-3 días a la semana). Un
14.5% señala realizarla una vez por semana,
y el resto (24.6%) no practica AF semanal
sino alguna vez de modo mensual o nunca. Se encuentran diferencias significativas con el coeficiente de correlación eta (η = 0.352; p < 0.001)
de tal forma que los chicos realizan más AF que las chicas, así el porcentaje de chicos que realiza
AF alguna vez al mes o nunca es de 11.3%
y el de chicas de un 35.5%.
Tabla 1. Frecuencia de Práctica de AFMV en el Tiempo
Libre según Sexo
Frecuencia
de AF |
Chico % |
Chica % |
|
|
Todos
los días |
19 |
5,8 |
De 4 a 6
veces por semana |
23 |
9,7 |
|
De 2 o 3
veces por semana |
36,5 |
31,6 |
|
Una vez
a la semana |
9,9 |
18,0 |
|
Dos
veces al mes |
5,0 |
12,5 |
|
Menos de
una vez al mes |
3,5 |
12,5 |
|
Nunca |
2,8 |
10,0 |
Fuente:
elaboración propia
El número de
horas semanales que los adolescentes encuestados practican AF se refleja
en la Tabla 2. El
porcentaje de encuestados que nunca practica AF o la hace un máximo de 1 hora semanal es del 49.60%.
Los adolescentes que lo practican entre 2 y 3 días por semana varían según el
sexo de forma significativa y el porcentaje de adolescentes
que hace entre 4 y 7 horas o más a la semana es de un 22%.
Se observan
diferencias significativas en el número de horas semanales de AF según el sexo (η = 350; p < 0.001) de tal forma que los chicos
practican la misma más horas semanales que las chicas.
Tabla
2. Horas Semanales de Práctica de AF
según Sexo
|
Chico % |
Chica% |
7 horas ó más |
16,70 |
4,20 |
De 4 a 6 horas aproximadamente |
16,00 |
9,50 |
De 2 a 3 horas aproximadamente |
36,90 |
21,70 |
1 hora aproximadamente |
17,00 |
27,30 |
Media hora aproximadamente |
7,80 |
17,80 |
Ninguna |
5,70 |
19,50 |
Fuente:
elaboración propia
Consumo de alcohol
El 82.5%
de
los
adolescentes encuestados manifiesta haber probado el alcohol y no se
encuentran diferencias significativas en esto según el sexo (chicos
82.5% y chicas 81.9%; χ2(1) =
0.014; p= 0.905).
La edad de inicio
en el consumo que más se repite
son los 13 años
y no hay diferencias significativas en esta edad según el sexo
(U = 47718; z = -0.673; p =
0.501). En cuanto
a la edad del primer episodio de embriaguez más frecuente son los 14
años y tampoco existen diferencias significativas según el
sexo (U = 48631; z = -0.343; p =
0.732) (Tabla 3).
Tabla 3. Edad de Inicio en el Consumo
de Alcohol y del
Primer Episodio de Embriaguez
|
Consumo de alcohol |
Embriaguez |
||
Edad de
inicio |
Chico % |
Chica % |
Chico % |
Chica % |
11 o menos 12 13 14 15 16 17 18 Nunca |
1,5 |
4,5 |
0,4 |
1,1 |
14,9 |
15,6 |
2,9 |
3,1 |
|
24,4 |
18,7 |
8,7 |
7,5 |
|
21,8 |
26,0 |
17,1 |
17,0 |
|
14,2 |
15,9 |
13,5 |
17,3 |
|
4,0 |
1,7 |
5,5 |
4,2 |
|
0,4 |
0,6 |
1,5 |
1,1 |
|
0 |
0 |
0,4 |
0 |
|
18,9 |
17,0 |
50,2 |
48,7 |
Fuente: elaboración propia
Tabla 4. Frecuencia en el
Consumo de Alcohol según Sexo
|
Chico % |
Chica % |
Total |
Todos los días |
3,8 |
0,3 |
1,8% |
Todas las semanas |
27,4 |
19,5 |
23,0% |
Todos los meses |
21,6 |
31,3 |
27,0% |
Rara vez |
25,3 |
28,0 |
26,8% |
Nunca |
21,9 |
20,9 |
21,3% |
Fuente: elaboración propia
Tabla
5. Frecuencia en el consumo
de los distintos tipos de bebidas alcohólicas según el sexo.
|
Cerveza |
Vino |
Licores
solos o combinados |
Combinados
ya preparados |
Otras |
|
|||||||||
|
Chico |
Chica |
Chico |
Chica |
Chico |
Chica |
Chico |
Chica |
Chico |
Chica |
|||||
Todos
los días |
2,7% |
0,3% |
1,0% |
0,3% |
1,0% |
0,3% |
1,4% |
0,3% |
1,7% |
0,6% |
|||||
Todas
las semanas |
14,7% |
7,1% |
5,5% |
3,3% |
17,1% |
12,7% |
8,9% |
5,8% |
10,6% |
8,9% |
|||||
Todos
los meses |
11,3% |
8,2% |
5,5% |
8,0% |
25,0% |
28,9% |
11,0% |
11,0% |
16,1% |
20,3% |
|||||
Rara vez |
31,2% |
23,1% |
30,2% |
26,9% |
25,0% |
32,5% |
27,1% |
28,5% |
31,5% |
32,8% |
|||||
Nunca |
40,1% |
61,3% |
57,7% |
61,5% |
31,8% |
25,6% |
51,7% |
54,4% |
40,1% |
37,5% |
|||||
U Mann-Witney |
40543 |
50517 |
52693 |
50400 |
51555 |
|
|||||||||
z |
-5.700 |
-.962 |
-.131 |
-1.123 |
-.364 |
|
|||||||||
p |
< .001 |
.336 |
.896 |
.261 |
.716 |
|
|||||||||
Fuente: elaboración propia
Tabla
6. Prueba de Correlaciones
de Spearman: AF y Consumo de Alcohol
|
Frecuencia
semanal de AF |
Horas
semanales de AF |
||
|
Chico |
Chica |
Chico |
Chica |
¿Has probado alguna vez alguna bebida
alcohólica |
-.027 |
-.051 |
-.001 |
-.023 |
Actualmente. ¿con qué frecuencia bebes algo
de cerveza? |
-.036 |
-.029 |
.021 |
.046 |
Actualmente. ¿con qué frecuencia bebes algo
de vino? |
.023 |
.014 |
-.001 |
-.034 |
Actualmente. ¿con qué frecuencia bebes algo
de licores tomados solos o combinados con refresco |
-.051 |
-.017 |
-.012 |
-.059 |
Actualmente. ¿con qué frecuencia bebes algo
de combinados que se compran ya hechos en botellas o latas individuales (por
ejemplo, Smirnoff Ice, etc.) |
-.056 |
-.048 |
.099 |
-.005 |
Actualmente. ¿con qué frecuencia bebes
cualquier otra bebida que contenga alcohol? |
-.073 |
-.016 |
.083 |
.006 |
Máxima frecuencia de consumo de alcohol
independientemente del tipo de bebida alcohólica consumida |
-.042 |
-.029 |
.045 |
-.014 |
¿Alguna vez has bebido tanto alcohol que te
has llegado a emborrachar? |
-.015 |
-.003 |
-.103 |
-.004 |
¿Cuántas veces has bebido alcohol (algo más
que probarlo o darle un trago) en los últimos 30 días? |
.064 |
.037 |
-.081 |
.017 |
¿Cuántas veces te has emborrachado en los
últimos 30 días? |
-.017 |
-.024 |
-.032 |
.042 |
Fuente: elaboración propia
En cuanto a la frecuencia en el consumo
de alcohol (Tabla 4), el 48.1% lo consume rara vez o
nunca, mientras el 51.8% lo consume con frecuencia mensual, semanal o diaria. La Tabla 4 muestra diferencias significativas según el sexo, de modo que los chicos lo consumen de forma
más frecuente que las chicas (η = 0.069; p
< 0.001).
En cuanto al
tipo de bebidas alcohólicas ingeridas, los porcentajes más elevados de consumo se encuentran en el
de licores solos o con refresco realizado
por el 14.7% de los adolescentes de forma semanal
y por el 27.2% todos los
meses. Le sigue el consumo
de cerveza, realizado
por el 10.5% todas las semanas o de forma mensual por el 9.6% de los
encuestados. Según el sexo, se encuentran diferencias significativas en el consumo
de cerveza (p<0.001) y no en el de licores, el vino, los combinados
preparados u otras bebidas, siendo los chicos los que más la consumen
(Tabla 5).
Para estudiar
las posibles correlaciones entre la práctica de AF y el consumo
de alcohol de los adolescentes, se llevó a cabo la prueba
de correlaciones de Spearman (Tabla 6). El análisis de los datos permite
comprobar que no hay correlaciones significativas entre la práctica de AF
y el consumo de alcohol en este estudio. Independientemente de la frecuencia o las horas de AF o del sexo de los encuestados, no muestran correlación con las variables estudiadas sobre el consumo de alcohol.
Discusión
Partiendo del
objetivo de esta investigación,
conocer la práctica de AF y el consumo de alcohol de los adolescentes salmantinos y las posibles relaciones entre
estos dos hábitos teniendo en cuenta el sexo
de los encuestados, los resultados obtenidos en cuanto a la práctica
de AF muestran en consonancia con otras investigaciones20,21,31, que un alto porcentaje de adolescentes no realiza AF de forma habitual,
siguiendo tan solo el 27.3% de los adolescentes encuestados las recomendaciones
de
práctica
de AF que marca la OMS17 para este grupo de
edad. Los hallazgos encontrados coinciden con los resultados mostrados en los estudios HBSC Internacional9
y Nacional8, en donde se
concluye que no alcanza al 50% el porcentaje de jóvenes que cumple las
recomendaciones de realización de AFMV al menos 4 días por
semana. Cabe señalar
que el porcentaje de chicas que
no cumple las recomendaciones es superior al de los chicos, aunque en nuestra
investigación las diferencias son aún más señaladas.
Así, tan solo el 15.5% de ellas cumplen las recomendaciones, mientras a nivel
internacional y nacional este porcentaje es del 35% y del 24.5%
respectivamente. Parece oportuno, por tanto, promover programas que favorezcan la práctica de AF fuera del centro escolar,
especialmente entre las chicas.
Respecto a los hábitos
de consumo de alcohol, los resultados
muestran también similitud con los datos internacionales y nacionales8.9,
siendo el 51.8% el porcentaje de jóvenes que lo
consume con frecuencia mensual, semanal o diaria. La edad de inicio en el
consumo que más repite son los 13 años y la primera experiencia de embriaguez se sitúa en torno a los
14-15 años. Este dato es relevante teniendo en cuenta que, a edades tempranas, el consumo de altas cantidades de alcohol en
periodos cortos de tiempo, aumenta el efecto adverso
de la sustancia siendo los niños y adolescentes más vulnerables al daño cerebral que un adulto32. Además, algunos estudios
transversales encontraron asociación entre la edad de la primera ingesta de
alcohol y el comportamiento de bebida posterior33,34.
La lucha
contra el consumo
frecuente de alcohol
es hoy en día un objetivo de
la agenda 2030 para el desarrollo sostenible,
en la que se recoge la necesidad
de fortalecer su prevención y
tratamiento1. Es
importante en este sentido trabajar en la prevención y reducción de los
episodios de atracón (la ingesta de cantidades elevadas en poco tiempo). Para
ello, es necesario conocer en mayor profundidad los efectos del consumo de alcohol en los jóvenes,
ya que no se vienen realizando suficientes estudios sistemáticos al respecto, aunque sí en adultos32.
En cuanto al análisis
de las posibles conexiones entre AF
y consumo de alcohol, diversas investigaciones han mostrado que la práctica habitual
de AF podría actuar como un protector frente al consumo
de alcohol23,25,26
no obstante, Bedendo y Noto28
asociaron la práctica de AF a una mayor prevalencia del consumo de alcohol.
El estudio
realizado no ha mostrado la relación entre los dos hábitos tal y como se había
planteado en la hipótesis, que estimaba que la AF podría ser un factor de protección frente al consumo de alcohol. Los datos encontrados evidencian que los adolescentes pueden practicar
AFV y
consumir alcohol de forma habitual, pues estos actos podrían suceder en
distintos momentos del día y la semana y por tanto no serían incompatibles. En
este sentido, es posible entender este efecto a partir de Schmidt et al.35 quienes ponen de
manifiesto
que la relación
entre la práctica
de AF y un menor consumo de alcohol, se entiende no
tanto desde el efecto protector del deporte
por sí mismo, sino desde otros aspectos motivacionales asociados al
mismo, que sí podrían actuar con un verdadero efecto protector (el compromiso adquirido con la práctica deportiva, el
valor del rendimiento deportivo o la orientación a la tarea).
La segunda
hipótesis establecida sobre las diferencias en estos hábitos según el sexo, se cumple en este estudio. Por una parte,
los chicos realizan
AF de forma más frecuente que las chicas, de forma similar
a lo mostrado en estudios nacionales como el de Moreno et al.8. Pero es necesario
considerar también, en consonancia con Sevil et al.36, las barreras temporales y contextuales,
que ocasionalmente han de superar las chicas para la práctica
de AF, como por ejemplo
el desagrado por practicar AF en determinados contextos no
motivadores37. Por otro lado, tal y como se había planteado, los chicos
consumen más alcohol
que las chicas
al igual que en los estudios
HBSC internacional y nacional8,9. No hay grandes diferencias en las bebidas
consumidas según el sexo, salvo en el caso de la cerveza, más consumida por ellos
también.
Cabe concluir
que la etapa adolescente es clave en la adopción de conductas y estilos de vida, puesto
que en ella se adquieren innumerables valores y hábitos
saludables que nos acompañan en la vida adulta38,39,40. Por ello, las instituciones educativas defienden la
importancia de proteger
del consumo y abuso del alcohol
en la adolescencia ofreciendo alternativas de ocio y tiempo
libre saludable para los jóvenes.
La práctica de actividades físico-deportivas y recreativas suponen una herramienta poderosa, que favorece la adquisición de hábitos
de bienestar y salud personal en esta
etapa, con lo que creemos conveniente continuar
promoviendo el desarrollo de alternativas de ocio saludable nocturno que ofrezcan a los jóvenes
otras posibilidades de diversión durante
los fines de semana.
Además, conviene insistir
en el desarrollo de un
modelo de educación física en la educación secundaria, que active la práctica
de AF agradable y positiva para
todos, chicos y chicas, en el tiempo escolar, de tal forma que implícitamente, se
favorezcan hábitos de práctica deportiva en la vida extraescolar, personal de los adolescentes, motivando más que desalentando. Además, es fundamental
promover la práctica de AF ofreciendo diferentes alternativas en el tiempo escolar como la realización de
actividades más dinámicas en los recreos o en los descansos entre clases, así
como proponer tareas que impliquen la movilidad corporal en el tiempo libre
(coreografías, prácticas deportivas, competiciones intra e intercentros, o la
implantación de la milla diaria, etc).
Pero el esfuerzo por promocionar la práctica de AF y deportiva
y prevenir el consumo frecuente
y abusivo de alcohol en la adolescencia, ha de tener un
carácter global, en donde a niveles de comunidad, familiar, federaciones
deportivas y escuela, medios de comunicación, redes sociales, se actúe
en conjunto. Desde el ámbito escolar se puede llegar a la familia y buscar cauces de comunicación y colaboración. A nivel federativo promover el compromiso
del deporte frente al consumo de alcohol y sustancias nocivas.
Finalmente, este estudio presenta
como limitación el carácter
transversal del mismo. Podría plantearse como mejora para estudios posteriores, la inclusión de otras variables
de interés en el estudio de la práctica
de AF como la motivación por
el deporte, las relaciones con iguales o la participación
en actividades organizadas y su
relación con el consumo de alcohol.
Conclusiones
La mayoría de
los adolescentes encuestados no cumple con las recomendaciones de actividad
física que establece la Organización
Mundial de la Salud para este grupo de edad. El sexo, según la evidencia científica, parece ser un factor relevante en este hábito, mostrando
mejores niveles de actividad física los chicos
frente a las chicas, pero, además, en
este estudio el porcentaje de chicas que practican de forma
regular actividad física se sitúa muy por debajo de otros estudios nacionales e
internacionales. Resulta necesario por tanto promover la actividad física entre
las chicas adolescentes en la ciudad de Salamanca, tratando
de indagar en los obstáculos y necesidades de este grupo de
población para responder de manera eficaz a
esta situación.
Por otro lado,
en este trabajo no se cumple la hipótesis establecida de que la práctica de actividad física correlaciona
con el consumo de alcohol, siendo un factor de protección del
mismo. Los resultados han mostrado que ambos hábitos pueden compaginarse por suceder en distintos momentos del día y no se correlacionan. A pesar de practicar actividad física de manera frecuente, un
joven puede ser consumidor habitual de alcohol, lo cual nos hace considerar, en este sentido, que es preciso
potenciar otros factores
de la práctica de actividad física y el deporte que han demostrado ser
protectores ante conductas de riesgo como el compromiso adquirido con el mismo o la orientación a la tarea. Además,
se considera especialmente relevante aprovechar las sinergias para intervenir de manera global en este sentido desde todos los
ámbitos (comunitario, familiar,
escolar, deportivo, redes sociales,
medios de comunicación, etc.)
Conflictos de
intereses
No existen
conflictos de intereses.
Contribución de los autores
Conceptualización
y diseño, R.M.G.I, M.C.G.V.;
Metodología, J.D.U.L.; Adquisición de datos y Software,
R.M.G.I, J.D.U.L.; Análisis e interpretación de datos,
J.D.U.L., M.C.G.V., R.M.G.I., E.S.M.; Investigador
Principal, R.M.G.I. Investigación, R.M.G.I., M.C.G.V., Redacción del manuscrito— Preparación del borrador
original, R.M.G.I., M.C.G.V., E.S.M
Redacción revisión y edición del
manuscrito, R.M.G.I., M.C.G.V,
J.D.U.L, E.S.M.; Visualización, R.M.G.I.,
M.C.G.V.; Supervisión, R.M.G. I., M.C.G.V.
Agradecimientos
El presente
trabajo surge de una estancia de
investigación realizada por la investigadora principal del mismo. Agradecemos la colaboración entre
la Universidad de Nuevo
León, México y la Universidad Pontificia de Salamanca,
España. Así mismo, mostramos agradecimiento a los centros educativos que participaron en la investigación, a los jóvenes que completaron la encuesta
y al Excmo. Ayuntamiento de Salamanca por su apoyo.
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